Todos anhelamos que nuestras vacaciones se desarrollen sin contratiempos, ya que llevamos mucho tiempo esperándolas. Si bien es imposible garantizar que todo salga bien, al menos podemos intentar minimizar los riesgos o inconvenientes que estén en nuestras manos. Aquí te dejamos recomendaciones para que tus vacaciones sean perfectas o, al menos, te dejen un buen sabor de boca.
Antes de viajar
Cualquier viaje comienza con un deseo, con un momento de ensueño en el que decidimos a dónde queremos ir…
A veces no es algo tan evidente y, más que un destino como tal, estamos pensando en una zona o tipo de viaje – “me apetece playa”, “ha llegado el momento de hacer un crucero”, “todo el mundo habla bien de Asia”, -. En estos casos, entran en acción diversos actores, como familiares y amigos – a los que acudimos para que nos cuenten sus propias historias -, agentes de viaje – generalmente profesionales muy formados y experimentados que van a hacer cuanto esté en sus manos por interpretar nuestras palabras para ofrecernos la mejor opción posible – y, últimamente, perfectos desconocidos que las redes sociales nos acercan en forma de blogs o canal de YouTube, y que se han convertido en los nuevos gurús de los viajes.
En todo caso, ninguno de ellos son enciclopedias que conocen todos y cada uno de los detalles que rodean a unas vacaciones, por lo que cualquier persona que esté planificando un viaje, es la responsable de conocer todo aquello que sea necesario para su correcto desarrollo. Y empiezo así con la lista de consejos:
1) Infórmate del país al que vas a viajar
No sólo debes averiguar si vas a necesitar un visado – aunque no sea necesario, normalmente es obligatorio contar con un cierto periodo de validez en el pasaporte – o ponerte ciertas vacunas, la moneda, el idioma, el clima – que, en muchos destinos, determina la mejor época del año para visitarlo – o incluso la corriente eléctrica y el tipo de enchufes que se usan. También es importante conocer de antemano algunos usos y costumbres que nos pueden evitar más de un malentendido (si se deben o no dejar propinas por los servicios recibidos, si está bien visto o no el regateo, si tal o cual gesto se considera ofensivo, etc.).
2) Festividades locales
Igualmente es conveniente informarse de posibles festividades locales o circunstancias temporales que pueden condicionar nuestra estancia en el destino – aunque a cambio nos veremos plenamente inmersos en la cultura del lugar -. Por ejemplo, si viajas a Israel debes saber que desde la puesta de sol del viernes hasta la puesta de sol del sábado se celebra el llamado shabat, y prácticamente se paraliza la vida del país. O que durante el Año Nuevo Chino se produce el mayor movimiento humano del planeta en el gigante asiático, lo que puede complicar mucho los desplazamientos, algo parecido a lo que ocurre en Japón durante el Festival del Hanami por la Sakura (la floración de los cerezos), en el que además se disparan los precios.
Tampoco hay que irse muy lejos para entender esto: festividades españolas tan conocidas como las Fallas en Valencia o la Semana Santa en Sevilla, por poner sólo unos ejemplos, pueden condicionar la estancia en esas ciudades.
También grandes eventos musicales o deportivos pueden hacer menos recomendable un destino durante esos días. Ten en cuenta que muchos de estos acontecimientos y festividades no tienen una fecha fija en el calendario.
Los países árabes tienen su propia idiosincrasia que debe ser conocida de antemano, porque suelen ser muy estrictos en lo tocante al respeto de sus normas y costumbres. Por ejemplo, el alcohol está totalmente prohibido y sólo puede ser consumido en determinados lugares – normalmente en los bares y restaurantes de hoteles de cadenas internacionales -, por lo que su consumo en la calle está severamente perseguido y castigado. El periodo del Ramadán no es el mejor momento para visitar estos países.
También son muy severos en todo lo relacionado con la religión, por lo que hay que ser muy respetuoso a la hora de visitar sus templos o incluso cuando de tomar fotos se trata. Olvídate de entrar en una mezquita como se visitan aquí iglesias o catedrales, que muchas veces parece que acabamos de levantarnos de la toalla en la playa y vamos tal cual “a hacer un poco de turismo”. Deberás vestir de forma decorosa y descalzarte.
3) Documentación
Si necesitas un visado o tienes que renovar el DNI o el pasaporte, no esperes hasta el último momento para tener tu documentación en regla – especialmente en periodos con muchos desplazamientos como Semana Santa, verano o Navidad -, porque las citas previas suelen estar copadas. Y olvídate de esa leyenda urbana que dice que en la Comisaría del aeropuerto te lo hacen en el momento (este servicio está reservado para circunstancias concretas).
4) Equipaje
Ya tienes decidido el destino, reservado el viaje, todos los documentos listos, y llega la hora de preparar el equipaje. Y entran en acción los llamados “porsi”: “por si llueve”, “por si salimos de fiesta”, “por si hacemos una ruta”, ¿Cuántas veces no has vuelto de un viaje con ropa o zapatos que al final no te has puesto? ¿Y recuerdas los esfuerzos que tuviste que hacer para cerrar la maleta cuando la preparabas? Si has hecho los deberes del punto 1 puedes hacerte una idea de lo que te vas a encontrar y lo que necesitas, así que puedes reducir los “porsi”.
6) Equipaje de mano
Ten en cuenta también las restricciones en el equipaje de mano si viajas en avión (líquidos, objetos prohibidos, etc.). Y lleva siempre en éste tanto medicamentos que debas tomar (incluyendo, a ser posible, las recetas o informes médicos correspondientes) como tus documentos personales.
Recuerda que tendrás que pasar controles, por lo que te recomendamos no viajar con botas, cinturón, gorro, ni cualquier otra prenda puesta que te puedan hacer quitar.
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