Todos anhelamos que nuestras vacaciones se desarrollen sin contratiempos, ya que llevamos mucho tiempo esperándolas. Si bien es imposible garantizar que todo salga bien, al menos podemos intentar minimizar los riesgos o inconvenientes que estén en nuestras manos. Aquí te dejamos 10 recomendaciones para que tus vacaciones de este 2024 y, en general cualquier otras futuras, sean perfectas o, al menos, te dejen un buen sabor de boca.
Antes de viajar
Cualquier viaje comienza con un deseo, con un momento de ensoñación en el que decidimos a dónde queremos ir…
A veces no es algo tan evidente y, más que un destino como tal, estamos pensando en una zona o tipo de viaje – “me apetece playa”, “ha llegado el momento de hacer un crucero”, “todo el mundo habla bien de Asia”, -. En estos casos, entran en acción diversos actores, como familiares y amigos – a los que acudimos para que nos cuenten sus propias historias -, agentes de viaje – generalmente profesionales muy formados y experimentados que van a hacer cuanto esté en sus manos por interpretar nuestras palabras para ofrecernos la mejor opción posible – y, últimamente, perfectos desconocidos que las redes sociales nos acercan en forma de blogs o canal de YouTube, y que se han convertido en los nuevos gurús de los viajes.
En todo caso, ninguno de ellos son enciclopedias que conocen todos y cada uno de los detalles que rodean a unas vacaciones, por lo que cualquier persona que esté planificando un viaje, es la responsable de conocer todo aquello que sea necesario para su correcto desarrollo. Y empiezo así con la lista de consejos:
1) Infórmate del país al que vas a viajar
No sólo debes averiguar si vas a necesitar un visado – aunque no sea necesario, normalmente es obligatorio contar con un cierto periodo de validez en el pasaporte – o ponerte ciertas vacunas, la moneda, el idioma, el clima – que, en muchos destinos, determina la mejor época del año para visitarlo – o incluso la corriente eléctrica y el tipo de enchufes que se usan. También es importante conocer de antemano algunos usos y costumbres que nos pueden evitar más de un malentendido (si se deben o no dejar propinas por los servicios recibidos, si está bien visto o no el regateo, si tal o cual gesto se considera ofensivo, etc.).
2) Festividades locales
Igualmente es conveniente informarse de posibles festividades locales o circunstancias temporales que pueden condicionar nuestra estancia en el destino – aunque a cambio nos veremos plenamente inmersos en la cultura del lugar -. Por ejemplo, si viajas a Israel debes saber que desde la puesta de sol del viernes hasta la puesta de sol del sábado se celebra el llamado shabat, y prácticamente se paraliza la vida del país. O que durante el Año Nuevo Chino se produce el mayor movimiento humano del planeta en el gigante asiático, lo que puede complicar mucho los desplazamientos, algo parecido a lo que ocurre en Japón durante el Festival del Hanami por la Sakura (la floración de los cerezos), en el que además se disparan los precios.
Tampoco hay que irse muy lejos para entender esto: festividades españolas tan conocidas como las Fallas en Valencia o la Semana Santa en Sevilla, por poner sólo unos ejemplos, pueden condicionar la estancia en esas ciudades.
También grandes eventos musicales o deportivos pueden hacer menos recomendable un destino durante esos días. Ten en cuenta que muchos de estos acontecimientos y festividades no tienen una fecha fija en el calendario.
Los países árabes tienen su propia idiosincrasia que debe ser conocida de antemano, porque suelen ser muy estrictos en lo tocante al respeto de sus normas y costumbres. Por ejemplo, el alcohol está totalmente prohibido y sólo puede ser consumido en determinados lugares – normalmente en los bares y restaurantes de hoteles de cadenas internacionales -, por lo que su consumo en la calle está severamente perseguido y castigado. El periodo del Ramadán no es el mejor momento para visitar estos países.
También son muy severos en todo lo relacionado con la religión, por lo que hay que ser muy respetuoso a la hora de visitar sus templos o incluso cuando de tomar fotos se trata. Olvídate de entrar en una mezquita como se visitan aquí iglesias o catedrales, que muchas veces parece que acabamos de levantarnos de la toalla en la playa y vamos tal cual “a hacer un poco de turismo”. Deberás vestir de forma decorosa y descalzarte.
3) Documentación
Si necesitas un visado o tienes que renovar el DNI o el pasaporte, no esperes hasta el último momento para tener tu documentación en regla – especialmente en periodos con muchos desplazamientos como Semana Santa, verano o Navidad -, porque las citas previas suelen estar copadas. Y olvídate de esa leyenda urbana que dice que en la Comisaría del aeropuerto te lo hacen en el momento (este servicio está reservado para circunstancias concretas).
4) Equipaje
Ya tienes decidido el destino, reservado el viaje, todos los documentos listos, y llega la hora de preparar el equipaje. Y entran en acción los llamados “porsi”: “por si llueve”, “por si salimos de fiesta”, “por si hacemos una ruta”, ¿Cuántas veces no has vuelto de un viaje con ropa o zapatos que al final no te has puesto? ¿Y recuerdas los esfuerzos que tuviste que hacer para cerrar la maleta cuando la preparabas? Si has hecho los deberes del punto 1 puedes hacerte una idea de lo que te vas a encontrar y lo que necesitas, así que puedes reducir los “porsi”.
6) Equipaje de mano
Ten en cuenta también las restricciones en el equipaje de mano si viajas en avión (líquidos, objetos prohibidos, etc.). Y lleva siempre en éste tanto medicamentos que debas tomar (incluyendo, a ser posible, las recetas o informes médicos correspondientes) como tus documentos personales.
Recuerda que tendrás que pasar controles, por lo que te recomendamos no viajar con botas, cinturón, gorro, ni cualquier otra prenda puesta que te puedan hacer quitar.
Durante el viaje
¡Por fin estás de vacaciones! Parecía que este día no iba a llegar nunca pero ya está aquí. Y como se trata de que todo salga bien, aquí tienes otros cuantos consejos:
6) Cuidado al volante en los desplazamientos en coche
Tanto para ir y volver (si usas este medio para desplazarte), como en los trayectos cortos en destino – que son los más peligrosos y donde más accidentes se producen porque nos solemos confiar -. Es importante dormir bien la noche antes de un viaje largo y evitar las comidas copiosas – no es necesario mencionar el alcohol ni cualquier otra sustancia prohibida, ¿verdad? -, revisar el vehículo y hacer paradas cada dos horas. ¡Y nada de móvil mientras conduces!
Aún nos quedan muchas más vacaciones y viajes que disfrutar en nuestra vida como para acabar con ella por prisas o malas decisiones conduciendo.
7) Disfruta del destino de forma responsable.
No se trata únicamente de lo más obvio – respetar los usos y costumbres del lugar, no dañar los monumentos o lugares naturales que visitemos y, en general, comportarnos de forma civilizada -, sino de tratar de empaparnos del destino que estamos visitando, de su cultura, de sus gentes, de su gastronomía e Historia, pero procurando causar el menor impacto posible.
Estás en un lugar distinto, nuevo, del que puedes aprender muchas cosas. ¿Realmente necesitas buscar un restaurante donde te sirvan paella o tortilla de patata? Si es que a eso que hacen por ahí fuera se le puede llamar así… ¿De verdad que no contar con canales de televisión españoles te arruina las vacaciones?
Presta atención a determinadas “turistadas” y las implicaciones que tienen en la población local. Que, por ejemplo, te puedas sacar una foto al lado de un tigre suele suponer que ese animal esté drogado – y a veces ni así se reduce completamente el peligro -. O ese paseo a lomos de un elefante lleva detrás horas de inmovilización y golpes. En lugar de eso busca instituciones que procuran su bienestar y recuperación; quizás la foto la tengas que tomar desde una mayor distancia, pero a cambio no estarás contribuyendo al maltrato animal y sí a su salvaguarda.
Capítulo aparte merecen los selfies – el tema daría para un post entero -. Se nos han ido de las manos. Estamos tan preocupados por conseguir la foto perfecta para nuestro Instagram, que no nos importa poner en peligro nuestra integridad física para conseguirlo – casi 300 personas han muerto en el mundo en los últimos años tomándose un selfie -. En lugar de aprovechar el amplio campo de visión que nos ofrece nuestro sentido de la vista y disfrutar de lo que se presenta ante nuestros ojos, preferimos ceñirnos a los pocos centímetros con los que cuenta nuestro móvil. Y en esto último debo entonar un mea culpa, porque muchas veces caigo en este error.
8) Si tienes un problema en destino, comunícalo inmediatamente y, en primer lugar, al prestador del servicio.
Imagina esta situación: Llegas a tu hotel y la habitación que te dan está sucia. ¿Y tú qué haces? Sacas tu móvil y tomas fotos. Te conectas a internet y escribes a tu agencia de viajes para quejarte, obviando que, por la diferencia horaria, puede que ni esté abierta. O llamas por teléfono. O te aguantas, pero piensas “me van a oír cuando vuelva a casa” (que para eso tienes las fotos que has tomado). ¿No sería más fácil bajar a recepción y pedir un cambio de habitación, explicando la situación? Normalmente, y salvo que el hotel esté completo, no pondrán ningún problema en cambiarte. Y si no lo hacen, e independientemente de que a tu regreso tomes las medidas que consideres oportunas, lo suyo es que dejes constancia de tu queja por escrito en el establecimiento (en forma de Hoja de Reclamaciones o cualquier otro documento oficial que exista).
Como consejo general, cualquier incidencia en destino debe ser comunicada cuanto antes a quien te esté prestando el servicio. Y después, si no se soluciona, al corresponsal de la agencia en destino (en caso de que exista) y a la misma. Y siempre debemos guardar los tickets que justifiquen cualquier gasto adicional (y razonable) en el que debamos incurrir a causa de la incidencia.
Si viajamos asegurados – que es lo más recomendable – nos podremos ahorrar muchos inconvenientes – los trámites con el seguro de viaje los tienes que realizar tú, no puede hacerlos la agencia por ti -.
Siempre es bueno relativizar los problemas. Estás de vacaciones; ¿realmente es tan grave eso que no te gusta como para amargarte todo el viaje? Con demasiada frecuencia hacemos una montaña de un grano de arena y, si de verdad fuéramos capaces de analizar las cosas con calma y en perspectiva, nos ahorraríamos muchos berrinches y cabreos.
Y a la vuelta
El final de las vacaciones suele ser un momento triste, porque supone regresar a nuestra rutina diaria. También aquí estas recomendaciones quizás te ayuden a sobrellevar este doloroso momento.
9) No apures hasta el último momento para regresar. Yo soy de los que incluso se han reincorporado al trabajo directamente desde el avión – os podéis imaginar mi grado de productividad en esas circunstancias -, pero no es precisamente lo más adecuado. Los expertos aconsejan regresar con tiempo suficiente para aclimatarnos de nuevo (sobre todo si hay jet lag de por medio) y para preparar correctamente la reentrada a nuestra vida habitual.
10) ¡Vuelve a viajar! Porque los viajes nos abren la mente, nos vuelven más tolerantes, nos permiten conocer otras realidades y valorar más lo que tenemos. Además, pensar en las próximas vacaciones siempre ayuda a superar el duro trance de acabar otras.
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